dOs PiNcElAdAs dE lEtRaS cOntEnIdAs eN Un fRaScO pEqUeÑo dE aMoR y Al MiSmO tIeMpO vEnEnO.

Como describirte mujer escogida por los dioses para darnos la vida, como empezar a nombrar cada una de tus partes cuando no tienes división posible y sin embargo logras ser tanto en una sola persona, Muestras el camino con nobleza protegiendo siempre de los arboles con espinas, aunque descuidas una que otra irregularidad en la tierra para que aprendamos de nuestros tropiezos, Dejas que avancemos y nos retrocedes para que veamos los errores cometidos, entretanto con cariño, nos enseñas a sembrar alguna flor que deje huella sobre lo aprendido.

Como describir esos ojos en los que no caben mentiras, tu mirada tranquila que desprende el afecto tal vez jamás dicho con palabras pero demostrado con hechos, Tu boca que nos da enseñanzas, palabras suaves de un amor incomprendido, posiblemente no respondido por la rebeldía de un hijo que solo desea caminar más aprisa, mientras tu buscas que aprenda a volar, para volar a su lado cuando crece poco a poco.

Tus manos firmes, delicadas con la comida que preparas, con la ropa que recoges, con las sabanas que al anochecer cubren nuestras caras, aquellas manos que ahora se encuentran marcadas ya de arrugas por los días trabajados sin descanso y que son cuidadas con esmero por las noches, esas que se van envolviendo de preocupaciones para que los pequeños tengan lo mejor posible un día lejano en el que tu no estarás para protegerlos.

Ese cuerpo que un día cambio completamente su figura, que se vio invadido por los ascos, antojos y dolores de parto, para traer una cosita de nada, que muchas veces te resultaría ingrata, desmedida, intranquila, desobediente, pero al final te daría los besos más hermosos, las sonrisas más gratas y los días más felices.