CoNtiNuAciÓn dE uN rElAtO mÁgIcO y MeTafíSicO eN Un bAr....
sábado, 8 de noviembre de 2008
Anteriormente.....
Entonces por fin, el muchacho ( que aún es un niño) me pregunta: mujer, de las cien palabras y cien días, incluso, cien noches que seguro podría regalarte, solo tengo una y una copa para ti, así que, antes de pronunciarla dime ¿ brindarías conmigo?.....
Continuación...
Nos quedamos en un mutismo total, dirijo mi mirada a sus ojos, esos ojos de un mar oscuro, brillantes por la tristeza y lágrimas que están contenidas en el iris de sus adentros. Mirándonos fijamente se que esta tratando de desifrar mis secretos, acerca la copa a mi mano, la levanto para tomarla, mis dedos tiemblan, extraña sensación por que es un desconocido, al tomar la copa un roce de dedos, mis manos frías se queman con el contacto.
Levantamos nuestras copas, Salud por las noches de entrega y agonía, de desvelos, de amantes incesantes que se mueren junto con los anhelos, voz de dolor, es lo que yo siento, pero veo las burbujas y como lentas se dirigen a nuestra boca, sensación que quema, desinhibe y consuela.
Cuentame tus penas niño de la vida eterna, de los andares intranquilos, de los fieles tormentos, por que en tus ojos veo esos desvelos. no necesite palabras, no solo con la boca se habla, me contaste con tus ojos, el bar desapareció en un instante, las luces se sumaron en una sola, vi tu sufrimiento, como tu juventud se evaporo en un momento, parecías cansado y como yo parecías tener ya esos cien años.
Acompañame a la puerta me dices, ya no eres el niño que entro, te has convertido en otra persona que en mí has descargado tus culpas, temores y angustias, dejando en una nube de humo el dolor y buscando el consuelo.
Tomas mi mano, nos dirigimos a la salida de este intenso bar, donde las luces se fusionan, donde se cuentan historias de amor, donde en las paredes habitan fantasmas y ahí dejamos a los nuestros.
Ese fue el último de los bares que puso final a nuestras historias de antaño, olvidando todos los antiguos amores, borrando del alma y cuerpo todos los dolores. caminamos por la calle, es de madrugada y recorre a los árboles una neblina que sabe a agua con olor a rosas.
Levantamos nuestras copas, Salud por las noches de entrega y agonía, de desvelos, de amantes incesantes que se mueren junto con los anhelos, voz de dolor, es lo que yo siento, pero veo las burbujas y como lentas se dirigen a nuestra boca, sensación que quema, desinhibe y consuela.
Cuentame tus penas niño de la vida eterna, de los andares intranquilos, de los fieles tormentos, por que en tus ojos veo esos desvelos. no necesite palabras, no solo con la boca se habla, me contaste con tus ojos, el bar desapareció en un instante, las luces se sumaron en una sola, vi tu sufrimiento, como tu juventud se evaporo en un momento, parecías cansado y como yo parecías tener ya esos cien años.
Acompañame a la puerta me dices, ya no eres el niño que entro, te has convertido en otra persona que en mí has descargado tus culpas, temores y angustias, dejando en una nube de humo el dolor y buscando el consuelo.
Tomas mi mano, nos dirigimos a la salida de este intenso bar, donde las luces se fusionan, donde se cuentan historias de amor, donde en las paredes habitan fantasmas y ahí dejamos a los nuestros.
Ese fue el último de los bares que puso final a nuestras historias de antaño, olvidando todos los antiguos amores, borrando del alma y cuerpo todos los dolores. caminamos por la calle, es de madrugada y recorre a los árboles una neblina que sabe a agua con olor a rosas.
Aunque diga que nada es para siempre, la felicidad y el amor son eternos, no viven en el tiempo sino en el espacio.
8 de noviembre de 2008, 16:38
juajauajauajauajaua....q hibas a hacer que?
gracias por la sorpresa...
jejejejeje..q hermosa historia!!!!!!!!
me recordo a cierta historia de un cantante y el final de un programa q antes solia ver!!!!!!!
q hermoso es aquello q escribes, q cool,ya te puedo pronunciar como una muy cool escritora...
escribe un libro, y me lo firmas...
ha y esto, muy aparte, va por lo q me dijiste de lo de hoy:
Estas canciones son mis naves en llamas, las lágrimas que rescaté del temporal, retazos de lo que fuimos, los miedos que salvé de la hoguera, mi dulce memoria. Cuando todo es tan frágil, cuando la calma y tu contrato temporal son tan precarios, cuando la paz se rompe y los vagones de tren arden, uno intenta rescatar la primavera, las noches de viernes, la vacuna del desánimo, la certeza de estar vivo. Allá van estas canciones, contra el olvido y la fugacidad que estos tiempos imponen, ahora que nos queda todo por hacer, para que aquellas naves no se extravíen, aunque ardan de por vida en nuestras bocas.
Reaparece mi obsesión por la memoria. La repetición sistemática de nuestros errores nos revela patológicamente amnésicos. Muros que recuerdan a otros muros, guerras que recuerdan a otras guerras me llevan a escribir esta elegía para la dulce memoria. Sólo la memoria nos puede salvar en estos días: saber que fuimos capaces de derrumbar otros muros, de emprender otros viajes, saber que somos capaces porque lo fuimos hará posible que estas lágrimas no se pierdan bajo la lluvia, que estas naves ardiendo nos se estrellen contra el olvido
RESCATANDO UNA ESTRELLA...
Había una vez un sabio que solía ir a la playa a escribir. Tenía la costumbre de caminar por la playa antes de comenzar su trabajo.
Un día, mientras caminaba junto al mar, observó una figura humana que se movía como un bailarín. Se sonrió al pensar en alguien bailando para saludar el día. Apresuró el paso, se acercó y vio que se trataba de un joven y que el joven no bailaba sino que se agachaba para recoger algo y suavemente lanzarlo al mar. A medida que se acercaba saludó:
- Buen día, ¿Qué está haciendo?
- El joven hizo una pausa, se dio vuelta y respondió:
- Arrojo estrellas de mar al océano. -
- Supongo que debería preguntar ¿Por qué arrojas estrellas de mar al océano? -, dijo el sabio.
El joven respondió:
- Anoche la tormenta dejó miles de estrellas en la playa, hoy hay sol fuerte y la marea está bajando, si no las arrojo al mar, morirán.
- Pero joven, replicó el sabio, no se da cuenta que hay cientos de kilómetros de playa y miles de estrellas de mar, ¿Realmente piensa que su esfuerzo tiene sentido?
- El joven escuchó respetuosamente, luego se agachó, recogió otra estrella de mar, la arrojó al agua y luego le dijo:
- Para aquella, sí tuvo sentido.
La respuesta sorprendió al hombre. Se sintió molesto, no supo que contestar y regresó a su cabaña a escribir.
Durante todo el día, mientras escribía, la imagen de aquel joven lo perseguía. Intentó ignorarlo pero no pudo.
Finalmente al caer la tarde se dio cuenta que a él, el científico, a él, el sabio, se le había escapado la naturaleza esencial de la acción de aquel joven.
Él había elegido no ser un mero observador en el Universo y dejar que pasara ante sus ojos.
Había decidido participar activamente y dejar su huella en él.
Se sintió avergonzado y esa noche se fue a dormir preocupado.
A la mañana siguiente se levantó sabiendo que debía hacer algo. Se vistió, fue a la playa, encontró al joven y pasó el resto de la mañana arrojando estrellas de mar al océano.
...Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo, pero mucho puedo hacer para colaborar en el pedacito de mundo que me toca.
esto se lo robe ala pequeña criatura, espero no le importe...
8 de noviembre de 2008, 19:17
Graicas por la historia, la verdad es que es muy bella, gracias por el apoyo y estar siempre ahi, por que eres una amiga que no solo esta en los malos momentos, sino que estas en los buenos GRACIAS!!! X todo vale!