ViajE eN AuToBúS
sábado, 21 de febrero de 2009
Llegas tarde, si de por si sales aturdido de tanto tiempo de estar sentado, aburrido de escuchar la misma platica, los mismos discursos, las mismas frases hechas y trilladas, un momento de soledad por favor, parece inexistente entre tanto murmullo, entre tanto niño que acaba de salir de la escuela, niños, piensas si tan solo hace unos años también tu lo eras.
Ese andar lento que tienes se ve alterado por la llegada del camión, va lleno, todos los niños entran primero que tu atropellando a las señoras, pagas tu pasaje, otra vez esas voces que no te dejan, mientras te preguntas si será posible escuchar el silencio, en tu corazón lo hay, pero tus oídos están llenos de tanto sonido.
Eres llevado de un lado a otro por la forma alterada del conductor y su manejar intranquilo, desesperado por llegar a un punto. Los baches, topes y saltos le dan un toque peculiar a tu viaje, llegando al punto se aligera la carga, por fin un asiento, ese lugar para tu triste cuerpo, aunque preferirías relajar primero tu mente, un buen humo no te vendría mal, pero ahora vas en marcha.
Te metes en tu pensamiento observando el devenir de los extraños, que suben y bajan, mientras tu trayecto se hace más largo, no te habías dado cuenta, a tu lado, una joven llorando, niña le dirías, pero tendrá a lo mucho 15 años, su mirada clavada en la ventana, no quiere que la veas, pero tampoco puede contener sus lagrimas, quien es te preguntas y porque una criatura como ella lloraría amargas penas.
La miras con algo de curiosidad, se da cuenta y te da la espalda, cada quien sabe sus problemas y como solucionarlos te dices a ti mismo, pero no seas tan egoísta te dice tu otra parte, la miras de nuevo y esta vez te armas de valor y le diriges la palabra.
- Te sientes bien, ¿puedo ayudarte en algo?- que tonto, si está llorando es porque no está bien, pero la pregunta ya se hizo. Ella te mira con sus ojos rojos desorbitados ante tu interés,
- Estoy un poco triste, pero no pasa nada,- se voltea y desvía su mirada al exterior, perdiéndose en un mundo infinito. Tú sigues observándola con curiosidad, hasta que te ves forzado a cambiar tu vista ante los empujones de dos señoras que luchan por bajar al mismo tiempo.
- Nunca había conocido a alguien que te quisiera ayudar en el camión- te dice y su comentario te toma desprevenido, giras tu atención a ella, quien posa sus ojos con curiosidad sobre ti.
- Bueno no es la primera vez que me dicen que soy extraño, pero si necesitas algo veré en que puedo ayudarte- se ríe, se ríe! ante tu propuesta de ser un buen hombre.
- Gracias pero no es necesario, no creo que puedas ayudarme-
- Como lo sabes, si no se qué es lo que te pasa- Ella te ve aun con desconfianza, como si con ese dato la fueras a secuéstrar o quitarle un pedacito de su vida, no será así te dices, aunque ella no lo sabe, piensas eso mientras la miras directamente a los ojos.
Ella calla y se pone más sería aún, pregunta tu nombre, Santiago, le dices, ella Erika, después de las presentaciones hechas te decides preguntarle por su problema, tal vez sea por la escuela, mueve su cabeza en forma de negativa, la familia, el novio, bien no se te ocurre nada más. Ella te mira extraño de nuevo y esta vez habla.
- Es solo que las dos personas que más quiero en el mundo van a ser operadas y me pone muy triste.
- Ah es solo eso, mmm.. No te preocupes, todo saldrá bien- sus lagrimas siguen ahí, pero una sonrisa ha salido en su rostro, entonces sabes que hacer, sabes cómo ayudarla, empezar a distraerla, una sonrisa curara todas las heridas posibles y lo conoces de sobra, tal vez por experiencia.
Tus comentarios parecen burdos, un señor durmiendo en la parte de atrás, a punto de roncar o que salga algún fluido por la boca, ella hace cara de asco, vamos bien, luego haces énfasis en lo caballeroso del hombre de atrás por ceder su asiento a una mujer embarazada, voltea con interés. Le preguntas por su escuela y sacas frases de filosofía, algo con lo que has soñado siempre estudiar le dices, ella te ve aun más extraño, pero no importa, sabes que eres así, diferente en muchos aspectos y no lo podrás cambiar. Raro, si gustan muchos decir la palabra. Hablas de platón, tu favorito y otras tantas tonterías salen por tu boca, pero creo que le han causado gracia, se ve más animada, casi es hora de bajar, llegas a tu punto.
- De verdad si necesitas ayuda, te puedo dejar mi número y aunque sea poco o nada lo que haga puedo estar ahí- ella te ve extraño de nuevo, pero agradece tu gesto aunque niega de la forma más amable tu propuesta.
- Bien entonces es hora de partir - le dices, mientras piensas para tus adentros que ella acaba de conocer a una persona muy extraña, incluso tu tampoco sabias que esa persona extraña existía.
Te despides, bajas rápido y tomas tu camino de nuevo, esperando que al menos una sonrisa haya curado un poco el corazón de esa joven.
*imagen internet- viaje
Ese andar lento que tienes se ve alterado por la llegada del camión, va lleno, todos los niños entran primero que tu atropellando a las señoras, pagas tu pasaje, otra vez esas voces que no te dejan, mientras te preguntas si será posible escuchar el silencio, en tu corazón lo hay, pero tus oídos están llenos de tanto sonido.
Eres llevado de un lado a otro por la forma alterada del conductor y su manejar intranquilo, desesperado por llegar a un punto. Los baches, topes y saltos le dan un toque peculiar a tu viaje, llegando al punto se aligera la carga, por fin un asiento, ese lugar para tu triste cuerpo, aunque preferirías relajar primero tu mente, un buen humo no te vendría mal, pero ahora vas en marcha.
Te metes en tu pensamiento observando el devenir de los extraños, que suben y bajan, mientras tu trayecto se hace más largo, no te habías dado cuenta, a tu lado, una joven llorando, niña le dirías, pero tendrá a lo mucho 15 años, su mirada clavada en la ventana, no quiere que la veas, pero tampoco puede contener sus lagrimas, quien es te preguntas y porque una criatura como ella lloraría amargas penas.
La miras con algo de curiosidad, se da cuenta y te da la espalda, cada quien sabe sus problemas y como solucionarlos te dices a ti mismo, pero no seas tan egoísta te dice tu otra parte, la miras de nuevo y esta vez te armas de valor y le diriges la palabra.
- Te sientes bien, ¿puedo ayudarte en algo?- que tonto, si está llorando es porque no está bien, pero la pregunta ya se hizo. Ella te mira con sus ojos rojos desorbitados ante tu interés,
- Estoy un poco triste, pero no pasa nada,- se voltea y desvía su mirada al exterior, perdiéndose en un mundo infinito. Tú sigues observándola con curiosidad, hasta que te ves forzado a cambiar tu vista ante los empujones de dos señoras que luchan por bajar al mismo tiempo.
- Nunca había conocido a alguien que te quisiera ayudar en el camión- te dice y su comentario te toma desprevenido, giras tu atención a ella, quien posa sus ojos con curiosidad sobre ti.
- Bueno no es la primera vez que me dicen que soy extraño, pero si necesitas algo veré en que puedo ayudarte- se ríe, se ríe! ante tu propuesta de ser un buen hombre.
- Gracias pero no es necesario, no creo que puedas ayudarme-
- Como lo sabes, si no se qué es lo que te pasa- Ella te ve aun con desconfianza, como si con ese dato la fueras a secuéstrar o quitarle un pedacito de su vida, no será así te dices, aunque ella no lo sabe, piensas eso mientras la miras directamente a los ojos.
Ella calla y se pone más sería aún, pregunta tu nombre, Santiago, le dices, ella Erika, después de las presentaciones hechas te decides preguntarle por su problema, tal vez sea por la escuela, mueve su cabeza en forma de negativa, la familia, el novio, bien no se te ocurre nada más. Ella te mira extraño de nuevo y esta vez habla.
- Es solo que las dos personas que más quiero en el mundo van a ser operadas y me pone muy triste.
- Ah es solo eso, mmm.. No te preocupes, todo saldrá bien- sus lagrimas siguen ahí, pero una sonrisa ha salido en su rostro, entonces sabes que hacer, sabes cómo ayudarla, empezar a distraerla, una sonrisa curara todas las heridas posibles y lo conoces de sobra, tal vez por experiencia.
Tus comentarios parecen burdos, un señor durmiendo en la parte de atrás, a punto de roncar o que salga algún fluido por la boca, ella hace cara de asco, vamos bien, luego haces énfasis en lo caballeroso del hombre de atrás por ceder su asiento a una mujer embarazada, voltea con interés. Le preguntas por su escuela y sacas frases de filosofía, algo con lo que has soñado siempre estudiar le dices, ella te ve aun más extraño, pero no importa, sabes que eres así, diferente en muchos aspectos y no lo podrás cambiar. Raro, si gustan muchos decir la palabra. Hablas de platón, tu favorito y otras tantas tonterías salen por tu boca, pero creo que le han causado gracia, se ve más animada, casi es hora de bajar, llegas a tu punto.
- De verdad si necesitas ayuda, te puedo dejar mi número y aunque sea poco o nada lo que haga puedo estar ahí- ella te ve extraño de nuevo, pero agradece tu gesto aunque niega de la forma más amable tu propuesta.
- Bien entonces es hora de partir - le dices, mientras piensas para tus adentros que ella acaba de conocer a una persona muy extraña, incluso tu tampoco sabias que esa persona extraña existía.
Te despides, bajas rápido y tomas tu camino de nuevo, esperando que al menos una sonrisa haya curado un poco el corazón de esa joven.
*imagen internet- viaje